Luzón, entre la tradición y el amor por su tierra 

Por Sara López Fernández

Fue allí donde nos encontramos las más puras emociones de nuestro patrimonio cultural. El 10 de febrero de 2024, los miembros de la Sociedad Española Para la Conservación del Patrimonio Cultural se unieron a la festividad de Los Diablos y las Mascaritas de Luzón, aportando su compromiso en la preservación de nuestras raíces culturales.

En este pequeño pueblo de suelo guadalajareño, Andrés Cabada, alcalde del pueblo, y Rubén Novella, un apasionado de la fiesta local, nos mostraron los lugares donde se fragua el evento.

Andrés Cabada
Rubén Novella

Ambos, alma de la fiesta y abanderados, no podían esconder la gran emoción que les provocaban los sentimientos de esta herencia que, como testigo, les pasaron sus ancestros. 

Prohibida por Felipe IV y Fernando Vll, lo mismo que en el periodo de la dictadura tras la Guerra Civil, fue recuperada en el 1991. Claro que para eso estaban los quintos que supieron mantener la tradición, dicen, que en el aquel entonces, 4 días al año. 

La exactitud del origen es desconocida, si bien algunos apuestan que es celta en sus inicios, otros lo niegan, por no tener evidencias. Lo cierto es que embadurnados de una mezcla de hollín y aceite, pintan sus cuerpos de un negro azabache oleoso.

Así, salen acompasados por una ostentosa cornamenta y unos escandalosos cencerros que hacen tañir atados a su cintura.      

A los famosos diablos les acompañan las mascaritas, vestidas de señoras enfaldadas con un pañuelo atado al cuello y una gasa blanca cubriendo sus caras.  En el carnaval de Luzón, donde los diablos rugen y los cencerros retumban, las Mascaritas danzan en silencio, rostros ocultos, vestidas con la tradición de antaño, son la calma ante la tormenta, la quietud en medio del caos. En este festín de libertad y homenaje al mal, su presencia inmutable es el contrapunto que equilibra la furia del diablo.

Recordemos que son unos carnavales muy significativos y especiales para ellos. Tras una hoguera en medio de la plaza del pueblo, todos se funden en una algarabía de ruido y colores. Danzando, nos muestran su alegría. Lo mismo ves revolotear a las mozas, cómo a los abuelos o niños. Todos, esa tarde, quieren demostrar cuan felices les hace pertenecer a la Sociedad de Amigos de Luzón y, año tras año, presumen de mantener su tradición, lo mismo que lo hicieran sus tatarabuelos.

Eso sí, recuerda, si vas, has de ponerte todo de negro o ropa de poco aprecio. Correrán detrás de ti con la única intención de tiznarte y embadurnarte con el mejunje que llevan por todo el cuerpo. Igual que hicieron con nosotros. ¡Nadie se libra! ¡Estás avisado! 

¡Revive la magia ancestral de la fiesta organizada por la Asociación de Amigos de Luzón de los Diablos y las Mascaritas! Únete a nosotros en un viaje a través del tiempo mientras celebramos la tradición y el folclore en su máximo esplendor.